Que me gusta a hacer las recetas desde cero, está claro. A la antigua usanza, sin modernidades. A partir de lo básico, de fondos, amasando. Siempre que puedo elaborar un ingrediente lo hago. Pero que tengo claro que mi tiempo es limitado, también. Por eso hay veces que las recetas sencillas y apañadas se instauran en mi vida.
Si hay una masa que me encanta hacer y me entretiene, esa es la masa de hojaldre. Es todo un proceso, con sus vueltas y reposos. Pero hace años que no la puedo hacer por falta de tiempo.
Así que, a falta de un hojaldre casero, tenemos opciones comerciales que están muy pero que muy bien. Te traigo una de esas recetas para tontos y para chuparse los dedos, literalmente, porque está buenísimo. Pero es una marranada de comer, ¡para qué nos vamos a engañar!
Este roscón de hojaldre, nata y fresas es super sencillo de hacer y te tirarás el moco como nadie.
Porque ya que celebramos fechas ñoñas, de esas de querer, de amor, de demostrar y de sudar purpurina pues… aprovechemos el tiempo a tope, ¿no?
Receta perfecta para San Valentín, para tirarse en el sofá con manta y peli y las manos limpias para poder chupar los dedos.
Con la masa de hojaldre comercial apenas tardaremos 30 minutos en hacer esta receta.
Para hacerlo he probado varias masas, de marca y de marcas blancas y he de decir que todas han dado buen resultado. Si quieres trabajar lo menos posible para hacer el roscón compra 2 láminas de hojaldre con forma circular, y así te ahorrarás el trabajo de darle forma. Fácil, ¿verdad?
Y ahora, vamos al lío. Y como me gusta decir siempre, y más en estas fechas ñoñas…
¡Que el amor nos cosa a leches!
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