¿Qué opinión tienes de los caldos?
A mí antes me parecían muy aburridos. Antes de cambiar mi alimentación por una más saludable, lo que le pedía a un caldo era que fuera espesito y con cuerpo, que me saciara un montón y que lo pudiera tomar con cuchara. Es decir, buscaba un caldo cargado de grasas saturadas, de esos que llevan toda la grasa del cocido.
Pero, desde que cambié la alimentación, mis ojos se abrieron y descubrí un mundo que no conocía. Me di cuenta, de que buscaba eso en un caldo porque no sabía qué era un caldo, ni lo que aportaba. Yo realmente buscaba en el caldo, los atributos de una crema, porque las cremas me fascinan. Y no, los caldos no son cremas.
Los caldos (saludables y bien hechos) reconfortan y ayudan a desintoxicar a nuestro organismo. Es por eso que ahora soy muy feliz con mi taza de caldo en las manos, sabroso, pero ligero.
En esta ocasión, te traigo un caldo un tanto especial por los ingredientes que lo guarnecen, pero muy nutritivo y sin gluten.
¿Sabes lo que es el miso?
El miso es una pasta de semillas de soja fermentadas con propiedades probióticas, remineralizantes y alcalinizantes. Según el tipo de ingredientes que lleve, es de una variedad o de otra. De este modo, podemos encontrar miso hecho solo con habas de soja, o miso hecho con cereales, ya sea con arroz, con cebada, o con una mezcla de ambos. Al ser un fermento es muy beneficioso para nuestra flora intestinal. Además, esta cualidad hace que no deba cocerse para mantener todas sus propiedades. Como es el caso que nos ocupa, suele usarse para hacer sopas reconfortantes, añadiendo una cucharadita al final para que se disuelva, pero una vez fuera del fuego.
¿Qué pasa con las algas wakame?
Las algas son una gran fuente de minerales, especialmente de calcio y hierro. Puedes encontrarlas frescas o deshidratadas. A mí me gusta tenerlas deshidratadas porque duran muchísimo y, como es un alimento que no consumo diariamente, más bien semanalmente, así no se echa a perder.
Si quieres hacer un caldo detox, puedes prescindir de las algas y de la pasta, y beberlo en taza.
Ingredientes para el caldo:
- 2 puerros.
- 2 zanahorias.
- 1 cebolla.
- 3 dientes de ajo.
- 2 ramas de apio con sus hojas.
- 1 trozo de cualquier hortaliza de temporada.
- Unas ramas de perejil.
- 2 litros de agua.
En el momento de servir:
- 1 cucharadita de miso por cada 300 ml de caldo.
- 30 gr de pasta de trigo sarraceno por ración.
- 1 cucharadita de algas wakame deshidratadas por ración.
Elaboración:
- Pela y trocea todos los vegetales en mirepoix.
- Ponlos en una olla, añade también el perejil, y cubre con el agua. Pon a fuego alto hasta que llegue a ebullición y, cuando la alcance, baja la intensidad. Deja cocer suavemente durante 30 minutos.
- Retira del fuego y cuela. Retira los vegetales, pero guárdalos para aprovecharlos para otra receta.
- Lleva a ebullición la cantidad de caldo que quieras tomar (300 ml por ración suele estar bien) y, cuando la alcance, añade 30 gr de pasta de trigo sarraceno por ración. Deja hacer los minutos que indique el paquete y aparta del fuego.
- Pon en una taza las cucharaditas de miso necesarias, según las raciones que hayas hecho (una cucharadita por ración), y remueve con una cucharita hasta que se diluya. Incorpora de nuevo a la sopa y sirve.
- El miso no ha de hervir para que no pierda sus propiedades probióticas. En tal caso, ten en cuenta que el miso que compres, no esté pasteurizado.
- Puedes aprovechar los vegetales para hacer una crema. Como, realmente, casi todo el sabor, se ha quedado en el caldo, puedes triturarlas con un poco de caldo y, además, añadir un puñado de legumbres cocidas para aportar sabor y proteínas.
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