Que no por mucho madrugar amanece más temprano, y que si las recetas más tradicionales siguen ahí es por algo, son verdades como templos.
Pollo a la villaroy o a la villeroy, como más te guste, y dicho a la “villeruá” o “vileruá” para los más pijos. El caso es que se trata de una receta tradicional que hay que conocer.
Probablemente te suene, la conozcas o crees que la conoces.
Sí claro, filetes de pollo, cubiertos con bechamel y empanados.
Meeeeeeeeee, error.
Filetes de pechuga de pollo. Bien. Empanados. Bien. Cubiertos con bechamel. Mal.
No señor, el pollo a la villeroy no es pollo cubierto con bechamel, es pollo cubierto con velouté. Sí. VELOUTÉ. Bueno, realmente con una derivada de la velouté
¿Qué es una velouté?
Una velouté es una salsa hecha a partir de un fondo de pollo, de carne, de verduras, un fumet… ligado con un roux (combinación de harina y grasa). O bien, un roux cocinado al fuego hasta que la harina pierde el sabor a crudo, al que se le añade un fondo de nuestra elección.
O bien, para hacerlo más visual y simplificarlo, vamos a decir que es como una salsa bechamel pero hecha con caldo en lugar de con leche.
Fácil, ¿verdad?
Bien. El origen de la villeroy se extiende hasta el SXVII y lo que nos llega es que es una velouté saborizada con yema de huevo, nata, y extracto de champiñones o trufa (por eso decimos que es una derivada de la misma).
Como ves podríamos hacer una villeroy en condiciones sin ningún problema, pero hoy te traigo una versión más sencilla que, como siempre digo, puedes modificar a tu antojo.
¡DIVIÉRTETE!
Y recuerda que tienes esta información y mucha más sobre salsas en mi curso básico.
Para el rebozado: Además necesitarás: Elaboración: Notas.
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