Díselo con flores.
¿¿No es una frase genial?? Es una de esas frases que siempre he querido decir. Al igual que: Déjame consultar la agenda, Esto no es lo que parece y Si me necesitas silba. Esta última he de reconocer que ya la digo. Mentira. No la digo, la escribo. ¿La escribes? Sí, por mensajería instantánea (¡Ja! A ver si te creías que iba a hacer publicidad de un servicio de mensajería que irónicamente está acabando con la comunicación). Pero de escribir a formular verbalmente hay un paso. Por escrito todos somos más valientes. Pero a la hora de decirlo… ya suena más peliculero.
Y es que soy una peliculera con mayúsculas. PELICULERA. Pero no lo puedo remediar, me encanta. Y me gustaría estar en un restaurante y arrancarme a cantar como Rupert Everett en La boda de mi mejor amigo con I say a little prayer y que todo el mundo me siguiera. O que me piquen un día a la puerta y que aparezca alguien con carteles como Andrew Lincoln hace con Keira Knightley en Love Actually para decirme que soy lo mejor del mundo mundial. Esto sería un poco ridículo porque ahora vivo sola en un piso en el que no haría falta poner carteles y al que nadie iría a cantar villancicos porque hay que subir 5 pisos a pie… Pero son escenas que molan, que es a lo que voy.
¡No! A lo que voy es a las flores y, como siempre, me dispersé. Si me sigues en Facebook sabrás que estoy preparando un menú ñoño, ñoño para San Valentín. Bien, pues este es el aperitivo. Fácil, rico y vistoso.
Me gustan las flores, pero me da mucha pena que me las regalen. A los dos días ya están pachuchas y hay que tirarlas. Así que ¿por qué no regalar tan solo una y el resto comérnoslas? Regalamos un lirio por ejemplo (mi flor favorita, ahí lo dejo), y preparamos este aperitivo. ¿Qué te parece?
Sé que igual piensas San Valentín ¡puaj! Que día más comercial. Puedo decir que quiero a una persona cualquier día del año sin ser San Valentín. Totalmente cierto. Así que como puedes decir a una persona que la quieres cualquier día del año… ¿por qué no hacerlo también el 14 de Febrero? Así que, bienvenido a febrero y…
¡QUE EL AMOR NOS COSA A LECHES!
Lo que te quiero enseñar con esta receta, además de un aperitivo super molón y vistoso, es que el calabacín es muy maleable si se corta en finas lonchas y se escalda. Hoy te lo enseño como complemento a estas flores tan chulas de calabacín pero ¿qué te parecería emplear esta técnica para hacer unos rollitos de calabacín tipo canelón, por ejemplo. Mola, ¿no? Haz un relleno con queso crema y pimiento del piquillo picado, o queso crema y salón ahumado (para no salirnos del tema) y sorprende.
¿Te has dado cuenta? Es una forma de crear recetas, reinterpretarlas o darle una vuelta de tuerca a una receta inicial.
Y ahora, ¡al lío!
Ingredientes:
- Salmón ahumado.
- Calabacín (mejor si es recto).
- Salsa Alfredo.
- Pan de molde.
- Eneldo.
Elaboración:
- Lo primero que debes hacer es preparar nuestra salsa Alfredo, que a estas alturas ya tienes dominada 🙂
- Pon un cazo con agua a hervir.
- Mientras, lava y corta las puntas del calabacín. NO LO PELES. Precisamente lo que te interesa es la parte verde.
- Corta el calabacín a la mitad longitudinalmente y saca láminas de cada parte. Para esta tarea sería recomendable tener una mandolina pero no es imprescindible. Yo lo he hecho sin ella y no he tenido problema. Como ves tampoco tienen que quedar perfectas.
- En este punto el agua que has puesto a hervir ya habrá alcanzado la ebullición. Mete las láminas de calabacín y deja cocer 2-3 minutos. Solo hay que quitarles un poco la dureza.
- Saca con ayuda de una espumadera, escurre y coloca en un plato con papel absorbente para que vaya secando. Reserva.
- Mientras cuece el calabacín puedes ir preparando las tostaditas de pan. Para ello corta círculos con ayuda de un cortapastas redondo. Si no tienes puedes usar un vaso de tubo, que tiene la boca más estrecha que uno normal.
- Tuesta el pan en una sartén, SIN GRASA, por ambas partes. Reserva.
- Prepara ahora el salmón y el calabacín para montar las flores. Corta ambas cosas en tiras a lo largo. Ten en cuenta que del calabacín solo podrás sacar dos tiras de cada lámina, ya que lo que te interesa es la corteza verde. Corta las tiras de salmón de un centímetro de ancho aproximadamente y las de calabacín un poquito más estrechas.
- Vamos con el montaje. Unta las tostadas de pan con la salsa Alfredo. Enrollamos una tira de salmón y colócala enrollada en el centro de la tosta. Una vez puesto el centro de la flor de salmón coge algún trocito de salmón suelto que tengas y rodea la flor haciendo capas. Con dos trocitos bastará.
- Rodea el salmón con la tira de calabacín, una o dos, como más te guste. ¡Y listas!
- Puedes espolvorear el plato en que las sirvas con eneldo. Le va perfecto tanto a la salsa como al salmón ahumado.
- Flores de calabacín
Notas.
- Si no te apetece hacer la salsa puedes hacer estas mismas flores con queso crema en lugar de Alfredo. O una mezcla de queso crema y queso azul, o lo que quieras. Pero con Alfredo está buenísima. Y es una receta ideal para aprovecharla si te ha sobrado de otro día. De hecho esta receta ha salido del aprovechamiento de la salsa Alfredo.
- Es un aperitivo frío por lo que puedes tener preparados todos los ingredientes con antelación, bien tapados y guardados en la nevera. El pan también puedes tostarlo un ratito antes. Lo que no debes hacer hasta el último momento es montar la flor porque, de lo contrario el pan ablandaría.
¿Te ha gustado la receta? ¿Tienes alguna receta sencilla y vistosa que te gustaría compartir conmigo? Me encantaría que me lo contases en los comentarios. O, si lo prefieres, envíame una foto, estaré encantada de compartirla en mis redes.
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