¡Por fin he llegado!
Sé que había cambiado la fecha de publicación a los jueves y que, tanto jueves como viernes, siempre publico a las 8 de la mañana, pero… no doy abasto gente. Se me acumula el trabajo, tanto este como el que me da de comer, así que perdonadme si últimamente voy un poco a trompicones, pero no me lo da para más. A ver si hoy que se juega el Euromillón tengo suerte y ya me tenéis aquí para los restos 🙂
Curiosamente, me encuentro en la época de mi vida que más atareada estoy y en la que más energía tengo. ¡Si hasta llevo un mes haciendo deporte! Eso sí, nada de gimnasio que no tengo tiempo para ello, pero sí que sigo una rutina en casa tres días a la semana, ¡y parece que funciona!
Erróneamente asociamos la buena salud o el ser “responsable” con la comida con hacer dieta. Una dieta de esas que restringen de todo y con las que pasas un hambre “que pa qué”. ¿¿Por qué?? Os voy a contar un secreto.
¡Esa no es la clave!
Tanto adelgazar como mantenerse no tiene por qué pasar por ese sacrificio. Ojo, habrá cuerpos y cuerpos, ahí no me meto. Pero la solución suele ser tan sencilla como llevar una alimentación equilibrada, hacer deporte regularmente e hidratarse adecuadamente.
Claro, para ti es fácil decirlo que pesas 40 kilos “en mojao”.
Cierto, yo no subo de peso ni queriendo, lo que no quiere decir que mi cuerpo no note cuando como mal o no hago ejercicio.
¡Y una mierda que no lo nota!
Si como mal en plan… un montón de grasas y productos procesados, como bollería y todas esas guarrindongadas me va a la chicha (llámese lorza o barriga) y al culo. Que soy delgada sí, pero me desproporciono. Eso es así. Por no hablar del eterno problema de las mujeres, que ese sí me ataca pero bien (no me hagáis decirlo porfa, ay…)
Bien, todo eso tiene solución. Que no tenemos por qué ponérsela si no queremos.
¡Vivan las lorzas, los michelines y la madre que los parió!
Pero yo me siento mucho mejor físicamente cuando me cuido. Y eso es así desde que el mundo es mundo. ¿Por qué no cuidarnos si lo hacemos de forma que comamos rico?
Antes de comenzar os voy a contar algo que me ha pasado estos días y de lo que estoy super orgullosa.
Soy adicta a las patatas fritas.
En realidad soy adicta a las patatas en cualquiera de sus formas. Me encantan. Fritas, cocidas, en puré. Y sobre todo me gustan las “patatitas”, las de bolsa, las que llevan aditivos hasta aburrir. Bien, con estos antecedentes comprenderéis que nunca jamás había podido comer una carne o un pescado sin patatas fritas. Era impensable, como Epi sin Blas, como un jardín sin flores. Y sabéis que a mí no me gustaban nada las ensaladas, porque os lo he dicho. Pero últimamente, desde que me cuido, ¡me encantan! No sé si es porque mi cuerpo se siente más activo o qué, pero me chifla el toque fresco que le da al plato. Y simplemente agarro unos canónigos y un poco de tomate y listo. No me complico más. Y no echo de menos las patatas fritas. Supongo que sea como el fumador cuando deja de fumar, que quita el vicio e incluso le coge asquete al tabaco. Ojo, yo a las patatas no les voy a coger asco nunca, pero es como si mi cuerpo pidiera algo más fresquito.
Os cuento esto porque me ha pasado. Soy consciente de que le habrá pasado a un porcentaje mínimo, pero os lo digo para que veáis como el cuerpo reacciona a los cambios, tanto de alimentación como de rutina. Yo ahora lo único que hago es seguir el menú genérico que os he dejado en la agenda y hacer un poco de deporte en casa, ¡y estoy encantada! Por eso os quiero traer uno de mis desayunos estrella y, sobre todo, saludable, que no de dieta.
El desayuno es la comida más importante del día. Es la comida con la que arrancamos, por lo que debemos tomarnos nuestro tiempo. Nada de comer cuatro galletas y un café y marchar pitando. Eso está prohibido. Hay que desayunar con calma y en condiciones.
Bien, vamos allá, os voy a enseñar mi desayuno de todos los días. En su día os enseñé la combinación tan buena que hacen estas tostas, pero hoy os quiero enseñar la rutina completa.
Ejemplo de desayuno saludable 1:
- Toma un vaso de agua tibia con medio limón exprimido en ayunas. ¿¿Estás loca tía marrana?? Puede que de primeras os resulte un tanto asquerosito, por eso del agua tibia, pero nos ofrece muchos beneficios. Yo ya no lo tomo por eso, si no porque me he acostumbrado y ya no puedo renunciar a él. Regula el PH del estómago, elimina impurezas del intestino, e incluso notaremos los beneficios en una piel más limpia. La historia es la siguiente. Calienta un vaso de agua durante 20-30 segundos en el microondas y añádele una vez fuera el zumo de medio limón. Bébelo en ayunas y 30 minutos antes de desayunar. No tengas miedo porque pueda dañar el esmalte dental, al estar diluido en un vaso de agua no hay problema. Si aún así te da un poco de miedo, puedes enguajar la boca un ratito después de tomarlo o beberlo con pajita.
- Empieza con un kiwi. Este paso os diría que es opcional. Yo lo tomo, os estoy describiendo mi desayuno, pero podéis adaptarlo a vuestro gusto. El kiwi es una buena fuente de vitamina C, ayuda a combatir los resfriados y a subir las defensas, al igual que el zumo de naranja. Me gusta tomar vitamina C por las mañanas por eso que os comento. Además, es bueno tomar los alimentos ricos en azúcar (como la fruta) en el desayuno o en la comida ya que los carbohidratos para merendar o cenar resultan más pesados.
- Hazte un zumo de naranja natural. Sí, sé que da pereza (bueno, a mí ninguna), pero en cuanto empecéis no podréis parar. Es mi cafeína. Yo que no tomo café, me pongo de muy mal humor si no tengo naranjas para hacerme el zumo. De hecho ayer me pasó y me hice un zumo con mandarinas. Lo que sea por mi chute de vitamina C. Ni qué decir tiene los beneficios que presenta, los mismos que hemos visto para el kiwi.
- Hazte unas tostadas integrales con aguacate, tomate y jamón o; aceite de oliva virgen, tomate y jamón. Hablo de tostadas integrales porque tienen más fibra, por lo que son más saludables. Pero repito, yo lo hago porque me gusta. Me gusta mucho más el sabor rústico del pan integral que el dulce del pan de molde normal. Hazte las tostas con pan de molde, pan tostado o tuesta pan que te haya sobrado del día anterior. En una tostadora, sin grasa añadida, o en la misma sartén si no tienes tostadora. Si las pones a tostar antes de ponerte con el kiwi y el zumo, las tendrás listas justo a tiempo. A mí me gusta ponerles una capa de aguacate o, si no es temporada, una cucharadita de aceite de oliva virgen. Ambos contienen en su mayor parte grasas monoinsaturadas o “grasas buenas” que no aumentan el colesterol y protegen las arterias. Además es necesario consumir diariamente estos alimentos que proporcionen este tipo de ácidos grasos. El tomate es cuestión de que me gusta la combinación de pan con tomate, y además tiene un gran contenido en agua y vitaminas B, C y A. Añadimos unas lonchas de jamón porque debemos tomar proteína, que tanta vitamina está muy bien pero no es suficiente. Antes desayunaba pavo en lugar de jamón pero… ¿sabéis la cantidad de porquería que lleva? No deja de ser un alimento procesado. Así que me he pasado al jamón, que no está procesado, es muy nuestro y está más bueno. Eso sí, si queréis limitar las calorías quitadle el tocino (yo paso 🙂 ).
- Acompaña el desayuno con un café, té o infusión. Yo no tomo café, soy una adicta a las infusiones y desde que dejé de desayunar leche (hace ya muchos años) me siento mucho mejor, menos hinchada y con más energía. Si eres de los que ven imprescindible tomar lácteos en el desayuno con el café ya lo tienes hecho (si lo tomas con leche claro). Si no siempre puedes añadir a las tostas un poco de queso fresco. Yo soy de la opción de tomarme el lácteo a media mañana o a media tarde (un yogur con nueces, un Colacao… etc). Aunque si os soy totalmente sincera yo, ese Colacao, lo tomo con leche de avena, que realmente no es lácteo. Pero os estoy dando ideas.
¡Y se acabó! Para un desayuno no está mal, ¿no?
Dejadme insistir en que esto que os traigo es una idea, es MI DESAYUNO, lo que no quiere decir que os siente bien a todos. A mí me va fenomenal, pero soy consciente de que, por ejemplo, tomo mucha fruta (medio limón, un kiwi, un zumo de naranja y medio tomate). Quizá eso a otra persona le siente mal o le hinche. Lo mismo digo con los lácteos. A mí no me sienta bien la leche, pero sí que incluyo muchas veces queso fresco si lo tengo y me apetece. Realmente comiendo alimentos que nos proporcionen vitaminas y calcio (son muy ricas en calcio por ejemplo las espinacas), no nos haría falta incluirlo. Pero, como ya he repetido hasta la saciedad, es cuestión de lo que le vaya bien a la persona.
Esto es una idea de desayuno saludable. Sin alimentos procesados ni bollería industrial. Un desayuno típicamente mediterráneo.
Y vosotros, ¿qué desayunáis? ¿Me lo contáis?
Deja una respuesta