¡Cómo me gustan este tipo de comidas!
Vale, perdonadme, porque aún no sabéis de qué estoy hablando. Pero ya sabéis que me emociono muy fácilmente. Hablo de ese tipo de comidas que surgen de:
¿Qué hay para comer?
¿Qué hay en la nevera?
Pim, pam, fuera. ¡Listo!
Coges cuatro cosas (o un mogollón de cosas) que tienes por la nevera y ya está, sin complicaciones y sin romperse la cabeza. ¡Me encantan! Y más cuando de ahí sale algo decente. Ni qué decir tiene que mis mayores pifias culinarias también han surgido de esos días de inspiración-vagancia. Véase el bizcocho-efervescente. Pero cuando sale algo decente… ¡eso no tiene precio! ¡Qué satisfacción!
Una de las razones por la que estoy tan rotundamente empeñada en decir que no sé cocinar (y es que todavía no sé, ¡leñe!) es porque cada vez que hay algo que rellenar yo no veo más allá de la cebolla y el pimiento rojo y verde. Quizá aquí no lo hayáis notado mucho porque estoy luchando contra mi irrefrenable impulso de echárselo a todo (igual que el ajo picado), pero he aquí un buen ejemplo: el pastel de carne.
Que hay que hacer un pastel de carne pues… cebolla, pimiento rojo y pimiento verde.
Un revuelto de verduras pues… cebolla, pimiento rojo y pimiento verde.
Calabacines rellenos pues… cebolla, pimiento rojo y pimiento verde…
No lo puedo evitar, ¡me encanta la mezcla! Y no vayáis de listillos que seguro que a vosotros también. ¿A qué os gusta la empanada de atún? ¿Y sabéis que lleva? ¡Ajá!
A lo que vamos. Sé que esta receta que os traigo no es una receta de saber cocinar, es una receta de mi inexplicable fijación con la CE-PI-PI, pero no lo he podido evitar. Era lo que había en la nevera y quedó muy rico.
Y es que si en casa hay algo que nunca falta, además de las naranjas, es el atún. Y en estas fechas de cosecha, también hay ¡calabacín para exportar!
Como no es una receta de esas super guays de calabacines rellenos con algas de no se qué y atún rojo de no sé qué más al aroma de la fruta de la pasión de no sé dónde pues me consolaré diciéndoos que vamos a aprender una forma muy majeta de decorar calabacines para estos menesteres. El viernes en clase usé por primera vez un acanalador, que es un utensilio para hacer estrías en las frutas y verduras y que queden monísimos de la muerte. En su defecto, aquellos que no tenemos esos instrumentos de cirujano, podemos usar un pelador común de patatas y hacerles unas rayitas. Y simplemente así pasamos de unos tubitos de calabacín decentillos a estos tan molones del Betis. El Betis sigue existiendo y siendo verde y blanco, ¿no? Perdonad mi ignorancia pero me importa tan poco el fútbol de liga como… no sabría ni qué decir. Eso sí, a un partido de la selección no me resisto, que la sangre roja me recorre.
Ingredientes (para 1-2 personas):
- 500 gr de calabacín.
- 120 gr de cebolla.
- 120 gr de pimiento rojo y verde. Mitad y mitad o como queramos.
- 1 ajo.
- 1 lata de atún (112 gr de peso neto, 82 escurrido).
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave.
- 2 cucharadas soperas de tomate frito o triturado.
- Sal y pimienta.
- 1 cucharadita de orégano (opcional).
Para la bechamel:
- 1 cucharada de harina.
- 1 cucharada de aceite de oliva suave.
- 250 gr de leche.
- Sal y pimienta.
- Nuez moscada molida.
Para gratinar:
- Queso parmesano rallado.
Elaboración:
- Lavamos bien los calabacines y les cortamos las puntas. Sin pelar, los cortamos en trozos de 8 centímetros aproximadamente. Podemos decorarlos con ayuda de un acanalador o, si no tenemos, con ayuda de un pelador, quitándole unas tiras de piel para dejarlo a rayas.
- Ponemos agua abundante en una cazuela a hervir y llevamos a ebullición. Añadimos una cucharadita de sal y, cuando rompa a hervir, echamos los calabacines. Los calabacines flotan, así que si queremos podemos poner un plato encima para evitar que asomen a la superficie y así se hagan por igual. Tal y como hicimos con los champiñones.
- Dejamos hacer durante 10 minutos y sacamos. Escurrimos y dejamos enfriar.
- Una vez que hayan templado les sacamos el centro con ayuda de una cuchara. Como están cocidos no tendremos problema ninguno. Ahuecamos el calabacín hasta dejarle como medio centímetro de grosor. El calabacín que hemos sacado podemos usarlo para el relleno y así, no desperdiciar nada. Yo no le he hecho porque al ser unos calabacines tan grandes el centro era solo semilla, así que lo deseché. Si lo usamos, tan sólo tendremos que añadirlo a la sartén junto con los pimientos. El centro podemos quitarlo entero o dejarle un poquito en el fondo para usar de soporte para el relleno. Es decir, podemos hacer o cilindros o cubiletes.
- Mientras se cuecen y enfrían los calabacines vamos con el relleno. Picamos la cebolla, el ajo y el pimiento en brunoise.
- Echamos en una sartén las dos cucharadas de aceite de oliva suave y, cuando esté caliente, añadimos la cebolla, damos un par de vueltas y añadimos el ajo y el pimiento. Dejamos hacer unos 5 minutos, hasta que haya ablandado todo.
- Añadimos las cucharadas de tomate y el atún previamente escurrido. Dejamos hacer un par de minutos más y rectificamos de sal y pimienta. En este punto podemos añadir una cucharadita de orégano si queremos, le va muy bien. Echamos la mezcla en un plato y reservamos.
- Volvemos a poner la sartén al fuego, SIN LAVAR, y añadimos la cucharada de aceite de oliva reservada para la bechamel. Cuando esté caliente echamos la cucharada de harina y freímos un poco para quitarle el sabor a crudo.
- Echamos la leche caliente poco a poco mientras removemos y se va espesando la salsa, como la bechamel que tantas veces hemos hecho. Recordamos que si nos queda algún grumo no pasa nada, para eso están los coladores 😉 Rectificamos de sal y añadimos un poco de pimienta y nuez moscada molida.
- Ya tenemos todo listo. Rellenamos los calabacines con el relleno de atún y cubrimos con la bechamel. Espolvoreamos con el queso rallado y horneamos sólo por arriba a potencia máxima en la función de gratinador hasta que estén dorados.
- Decoramos un poco a lo pijotero con el relleno que nos ha sobrado colocándolo en posición estratégica y servimos.
Notas.
- Podemos rellenas los calabacines de lo que queramos. Con la misma mezcla (cebolla, pimiento rojo y pimiento verde, ¡cómo no!) le va muy bien la carne picada también en vez del atún.
- También podemos ahuecar primero los calabacines y cocerlos después, para tener la carne de calabacín lista para echar a la vez que los pimientos y no tener que esperar a que enfríen. En este caso haremos cubiletes, no cilindros, y los dejaremos un poco al dente para que no se deformen.
Nieves dice
Me encantannnnnnnnnn, tomo buena nota para un día de esta semana, que ricoos! un besazo wapa!
Ana dice
Nieves!! Muchísimas gracias! Qué alegría verte por aquí. Un besote grande!! 🙂
Ana Muel dice
Pues yo tomo nota y los hare para comer hoy. No se por que siempre los relleno d carne y al verlos de bonito me apetecen mas. Y la presentacion betica me parece perfecta. Gracias guapa!!!!
Ana dice
🙂 🙂 Eso es amor de madre y lo demás tontería!
La Cocina de Monis dice
Aaaayyy…cómo te entiendo con lo de la cebolla, el pimiento verde y el rojo…yo además soy adicta a los ajos…se lo echo a todo!! Pero es que sino parece que me falta algo….
La receta, buenísima….en breve haré algo parecido, pero sin bechamel que me he puesto a dieta.
Un besito!!
Ana dice
Jajaja. ¡Ajo también! Me tengo que controlar para no echarlo a todo, qué gran cuarteto, mmmm. Ay, yo no podría ponerme a dieta, sería incapaz. Así que mucho ánimo!! Un besote grande!!
Cova dice
Hola Ana:
Ayer seguí tu receta al pie de la letra y me salieron buenísimos los calabacines. Me gusta mucho tu web y creo que las fotos son excelentes. ¡Enhorabuena!
Ana dice
Buenos días Cova.
¡Qué alegría me das! Me encanta que me vengáis a contar si habéis puesto en práctica alguna receta. Y ya si os gustan… ¡para qué quiero más! Muchísimas gracias de verdad.
Un abrazo.