¿¿Por qué le tienes tanta manía a las judías verdes?? ¡¡Están riquísimas!!
Vale, igual tú no. Pero cada vez que me preguntan. ¿Qué tienes para comer? Y digo Fréjoles. Suelo escuchar un casi inaudible Igg, acompañado de ese labio superior ligeramente levantado.
¿Será porque digo fréjoles? Igual si digo judías verdes juntando el morro con acento pijotero la cosa cambia. Igual me dicen: ¡Judías verdes! ¡Oh, la la!
Quién sabe… Mientras hago investigaciones al respecto te voy a enseñar a prepararlas.
Me gustan mucho los fréjoles porque son de esas verduras de temporada 100 %. Con esto me refiero a que cuando están de temporada te encuentras la bolsa de judías por menos de 1 euro. Sí, lo admito, ¡me hace ilusión! Me produce casi la misma sensación que cuando voy de rebajas y encuentro el chollo del siglo.
Los fréjoles se encuentran en su punto óptimo en el mes de mayo, aunque a partir de marzo ya los puedes ver.
¿Te traen algún quebradero de cabeza los fréjoles?
Quizá que pierden el color verde muy fácilmente, ¿puede ser? ¿O que te queden hebras muy molestas a la hora de comer?
Esos suelen ser los mayores temores a la hora de preparar fréjoles. Pero no te asustes porque no tiene por qué pasarte esto para nada.
Vamos con el problema más chorra.
¿Por qué te quedan hebras duras como paja incomodísimas de comer?
Porque no las has limpiado bien. La mayoría de la gente agarra la judía verde con una puntilla (el cuchillo pelapatatas de toda la vida) y pela un poquito por un lateral del fréjol y otro poquito por el otro. MAL HECHO. Hay que pelar poco pero ese poco ha de ser una cantidad suficiente, de lo contrario te podrías dejar esas hebras tan molestas. Como te sugiero en la receta de hoy usa un pelador para limpiar las judías verdes. De esta forma quitarás la cantidad justa y no tendrás problema ninguno.
¿Problemas con el color?
A punto he estado de soltar un “Pues lava con Perlán” o algo de eso. Pero no, no te valdrá. Para que las verduras mantengan su color es importante escaldarlas y refrescarlas inmediatamente en agua fría. De esta forma evitamos que se oscurezcan porque bloqueamos las enzimas que se liberan al cortarlos. Puedes emplear este método para cualquier verdura, o sea, cualquier alimento verde que provenga de la huerta. Espárragos trigueros, berza, coles de Bruselas… o albahaca por ejemplo, ¿recuerdas el pesto?
Preparación de las judías verdes:
- Pon una olla con abundante agua a hervir y mientras prepara las judías.
- Lava las judías con agua fría.
- Quita las dos puntas y los hilos de los costados.
- Para quitar los hilos de los costados ayúdate con el pelador, así estarás totalmente seguro de que los has eliminado.
- Corta las judías en trozos de cinco centímetros aproximadamente. O del largo que quieras.
- Echa una cucharadita de sal a la olla.
- Cuando el agua alcance el punto de ebullición echa las judías. ¡Ojo! Ayúdate con un cucharón o con una espumadera para no quemarte.
- Déjalas cocer entre 10 y 15 minutos dependiendo del tamaño de las mismas. Si son muy gruesas incluso puedes dejarlas 20 minutos.
- Cuando estén cocidas escurre el agua de cocción e introdúcelas en un bol con agua bien fría. Esto se hace para cortar la cocción y para que mantengan su color.
- Ya están listas para incluir en cualquier receta o para comer simplemente con un chorrito de aceite.
Notas:
- Cuando uses las judías en un pote no las hagas antes, déjalas cocer a la vez que hagas el cocido. Pero eso es otra historia.
- Si tienes muchas las puedes congelar sin problema. Pero tendrás que dar un hervor previo para que no pierdan color y se conserven mejor. Es lo que se llama escaldar. Cuécelas 1 minuto en agua hirviendo, sácalas y mételas en agua helada. Lávalas bien, déjalas secar y las congélalas.
Y a ti, ¿te gustan los fréjoles?
Mañana te cuento como los he comido yo. Aunque con la foto te haces una ligera idea, ¿no? 🙂
¿Sabías que… ?
Las judías verdes no deben consumirse crudas, además de resultar indigestas poseen una sustancia tóxica conocida como faseolina que se elimina durante la cocción.
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