¿Alguna vez te han preguntado cuál es la comida que te remonta a tu infancia?
A mí sí y no lo tengo muy claro. Si pienso un poco sí que recuerdo diferentes recetas que comíamos habitualmente pero, sin duda, lo que que me transporta en cuanto le pego un bocado es el pan con mantequilla. Recuerdo los desayunos que me comía de pequeñita como si fuera ayer. Los fines de semana mi madre bajaba a comprar el pan, “pan del Musel”. No recuerdo si se llamaba así porque era un tipo de pan, de tienda, o qué. Lo que sí recuerdo es que en cuanto entraba por la puerta iba corriendo a la cocina, cogía un cuchillo, mantequilla y… ¡a comer! Éramos capaces de comernos la barra entera. Ahora, recordándolo en la distancia no sabría decir si lo comía con mantequilla o con margarina, y es que por aquellos años no tenía ni repajolera idea de la diferencia entre ambas (sin tener en cuenta el sabor claro).
Existe la leyenda urbana de lo malísima que es la margarina, incluso he oído cosas que me da vergüenza hasta mencionarlas. Así que me puse a investigar un poquito. Como no quiero que esto sea un soberano aburrimiento te voy a contar lo básico y lo que te interesa.
Lo primero que tienes que saber es que ambas son emulsiones de agua en grasa y se diferencian en la grasa utilizada. Mientras que la mantequilla utiliza grasa de leche animal, la margarina contiene grasas vegetales. Simplemente con esto diríamos que es más saludable la margarina, pero no. La margarina en su conversión genera ácidos grasos trans que no son nada saludables. Por su parte la mantequilla es rica en grasas saturadas.
En definitiva, ambas son grasa, nada recomendable para el organismo, así que hay que moderar su consumo. En cuanto a sabor gana por goleada la mantequilla, al fin y al cabo, se extrae de la leche. A la margarina se le añaden aromatizantes para imitar el sabor.
Lo que más me gusta de la margarina es la facilidad con que se unta. De hecho es lo que suelo usar para hacer sándwiches.
La mantequilla es la que más se usa en las recetas. Para bizcochos podemos sustituirla por margarina, pero… el sabor no es el mismo. Al igual que podemos sustituirla por aceite de oliva o de girasol, pero eso es otra historia.
El problema que presenta la mantequilla es que es muy dura y para incorporarla a las masas generalmente tenemos que ablandarla, y es un poco rollo, para qué te voy a engañar. Por eso hoy te traigo unos truquitos para que el proceso se te haga menos pesado.
Habrás escuchado infinidad de veces en un montón de recetas la famosa “mantequilla en punto pomada“. ¿A qué sí? ¿Y qué leches es eso? Bien, la mantequilla en punto pomada es, como su nombre indica, cuando la mantequilla tiene textura de pomada.
Lo conseguiremos poniendo la mantequilla a temperatura ambiente. Esa es la teoría. Ahora que, por lo menos en Asturias, con este tiempo que tenemos igual sacas la mantequilla mayo y la tienes en punto pomada en agosto. Así que vamos con los truquitos.
Lo más habitual es sacar la mantequilla de la nevera, cortarla en taquitos y dejar que alcance la temperatura óptima. Vale, reducimos el tiempo de espera pero poco.
Por eso, otra opción es cortarla en pedacitos aún más pequeños. ¿Cómo hacer esto? Con un rallador. Si rallas la mantequilla la convertirás en unos trocitos tan pequeños que el tiempo de espera se reducirá un montón.
Ahora que si eres aún más impaciente deberás tirar de microondas. Así que corta la mantequilla en cubitos y métela en el microondas durante 10-20 segundos, hasta que se derrita parte de la mantequilla. Cuando ocurra esto sácala y remueve bien con un tenedor. ¡Listo!
Nota. Si te pasas con el tiempo en el microondas y la mantequilla te queda muy líquida espera a que gane consistencia al enfriarse y adquiera el punto pomada. Porque si no esperas e integras la mantequilla líquida a una masa que estés haciendo por ejemplo, la masa quedará más húmeda y será más difícil trabajarla, teniendo incluso que añadir más harina, lo que haría que la masa quedase más compacta.
¿Qué te ha parecido? Ahora ya no tienes ninguna excusa para no hacer los sandwiches con mantequilla, mmm.
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Tatiana dice
Ja, ja, aquí en Pamplona también la sacamos en Mayo y la tenemos a punto de pomada en Agosto. Muchísimas gracias Ana por esto. Un besico.
Ana dice
Jajajaja, ¿a alguien le saldrá sin ayuda? No se yo… Gracias a ti por estar aquí! Un besote!
Evelyn dice
Pues en Galicia igual. Aunque yo he oído que para muchas recetas no se puede poner en el micro. Yo siempre la corto en trozos muy pequeños y la aplasto. Un besiño.
Ana dice
Hola Evelyn!! Sí, yo también lo he leído. Pero dejándola enfriar un poquito hasta que coja el punto pomada (que no haya nada líquido) no pasa nada, o eso he visto, seguiré investigando 🙂 Me acabas de recordar que me olvidé de ponerlo en la entrada, ayyyy, qué haría sin vosotr@s. Allá voy! 🙂 Un besazo!
María de La cajita de música dice
Muchas gracias por la información, no tenía ni idea de lo del punto pomada…
Yo siempre uso margarina porque pensaba que era más sana, pero ahora me dejas en dudas… ¿Qué es mejor? Aysss…
Ana dice
A ver, que he hecho los deberes 🙂 Por lo que he estado mirando sí, la margarina puede resultar más saludable que la mantequilla porque se hace con grasas vegetales en vez de grasas animales como la mantequilla. Lo malo de la margarina es el proceso para elaborarla mediante el que inyectan hidrógeno para solidificarla. Pero ahora están sacando nuevas margarinas menos dañinas, se reconocen porque son más líquidas (tiene menos grasa hidrogenada) y a las que le añaden sustancias vegetales para reducir el colesterol. Respecto a las calorías gana la margarina, es más calórica. La mantequilla tiene vitaminas, a la margarina se le añaden. Ahí cuestión de elección.
Para mí, que me han dicho que reduzca el consumo de lácteos imagino que la margarina me iría mejor. Ay, y vaya rollo te he echado, jejej.
Maria Pop dice
lo de tenerla fuera de la nevera y cortarla en trocitos para que se ablande más rápido lo sabia pero lo de rallarla no se me hubiera ocurrido nunca jejejeej. muy buena opción , la tendré en cuenta .. besitos
Ana dice
A mí tampoco! Cuando lo vi me encantó! 🙂 Un besote!
José Enrique dice
Cuando hablas del pan del Musel, creo recordar que cuando viví en Gijón allá por el año 1969, había una panadería cerca del puerto del Musel que hacía un pan exquisito, pan artesano y pan francés, y se les acostumbraba a llamar “Pan del Musel”. Pero si es otro lugar de Asturias no se ya.
De todas maneras gracias por los consejos de la mantequilla.
Ana dice
Qué alegría y qué recuerdos al leerte José Enrique. Lo cierto es que no sabría decirte porque era una renacuaja de aquella, pero le preguntaré a mi madre. Me acabo de teletransportar de nuevo. Disculpa el retraso, han sido fechas desbordantes. Un abrazo y gracias por tus palabras.